Cualquier noche en el CBGB
Escombros del capítulo "La vieja oscuridad" de Pasajes sonoros, vol. 1.
Malcolm McLaren, diseñador de moda y manager de Sex Pistols, contó en innumerables ocasiones que Richard Hell fue el primero en pararse los pelos de punta, el primero en romperse la remera y en simular que necesitaba remendarla con un alfiler de gancho. A McLaren le gustó lo que vio. Llevó el concepto a su tienda de ropa de Londres; lo combinó con unos panfletos olvidados que en la década anterior habían provocado cierto revuelo durante el Mayo Francés y con la estética sadomasoquista que atraía consumidores a Sex, su boutique de King's Road. Convirtió la moda en música y la música en un escándalo nacional que regresó del Reino Unido a los clubes neoyorquinos para darle un lenguaje, una identidad y una conexión a los acontecimientos dispersos que cada noche ocupaban los escenarios: hacer que Blondie, Dictators, Wayne County & the Electric Chairs, Johnny Thunders, Patti Smith, Ramones y Talking Heads integraran un mismo universo de sentido.
Quizás Hell haya sido el primero en pararse los pelos y en aparecer en escena con una remera rotosa, pero nada de eso habría producido sentido social, ni habría traspasado el mero pintoresquismo de la bohemia contracultural del East Village, de no haber sido por la franquicia de la industria cultural inventada en Londres, el punk, ni por los “periódicos nacionales, revistas y semiólogos que iban a la caza de nuevas citas sobre el nuevo nihilismo, el nuevo desencanto y la nueva música que lo expresaba”, como dice Karim Amir, el joven que lleva la narración en El buda de los suburbios, la novela de 1990 de Hanif Kureishi.
Ésa, por lo menos, era la historia que McLaren estaba contando. Y la historia, endeble como toda narración legitimada en el yo testimonial, parecía sostenerse bien en los documentos públicos.1
Toma descartada de Pasajes sonoros: Escritos sobre música, vol. 1, AZ Editora, 2024.
Uno de los capítulos —nunca los llamé “capítulos”, sólo son textos, pero entiendo que “capítulos” suena serio— de Pasajes sonoros trata sobre “Blank Generation” de Richard Hell and the Voidoids. También trata sobre la oscuridad, el nihilismo, el sonido atmosférico y Nueva York. Así que tenía que contar quién es Hell y quién había sido en la década de 1970. Fui por ese camino hasta que me di cuenta de que a) me alejaba de la oscuridad, el nihilismo, el sonido atmosférico y Nueva York; y b) me aburría y, por ende, iba a aburrir a quien lo leyera. Así que seleccioné, corté y puse el énfasis en otra parte. Estos escombros vienen de ahí. No están mal, pero sobraban en ese contexto. Quizás alguna vez sirvan para otra cosa. O quizás sirvan acá y ya. Moraleja: no siempre hay que tirarlo todo. Saquen lo que sobra del texto, pero guarden esas sobras. Marie Kondo lo entendería.